jueves, 22 de agosto de 2013

Recuerdos de una Víspera Soñada

Virgen de Aguas Santas en su Paso Custoria 8/09/12
Hola a todos amigos blogueros:

En esta ocasión os escribo, como enuncia el título de este artículo, los "Recuerdos de una Víspera Soñada". Ayer Miércoles 21 de Agosto, cuando llegué a casa me informó mi madre de que había llegado el Boletín de la Hermandad de la Virgen de Aguas Santas. Lo primero que me dijo es que me habían nombrado, pero con el nombre de mi padre (todos somos humanos, y tenemos fallos), cuando nombra en el apartado "Vida de Hermandad" el Secretario General Actual de la Hermandad, D. José María Morales, recuerda el estreno del año pasado de mi marcha "A mi Virgen de Aguas Santas".

Lo que no sabía mi madre, ni yo en ese momento, era que mi amigo D. Manuel Domínguez Lara (antiguo Hermano Mayor de la Hermandad durante los años 1995-2000), escribió un artículo llamado "Medallas, Velas y Marchas". En el mismo, hace un fabuloso resumen sobre las vivencias en la jornada de Vísperas del 8 de Septiembre, fecha de la cual pocos son los que escriben. 

Tras el consentimiento tanto por parte de la Hermandad como por parte del propio autor, a continuación os adjunto el artículo. Es un artículo lleno de sentimientos y emociones, les recomiendo que lo lean:

MEDALLAS, VELAS Y MARCHAS


            Podía haber titulado este artículo “Crónicas de una noche de vísperas”, pero creo que el día siete de septiembre tiene mucha más entidad que una mera noche de vísperas, vísperas que, además, la alargamos hasta robarle unas horas a la noche de la Virgen, y aunque esa en el calendario es la noche del día ocho, en Villaverde la verdadera noche del día ocho, la noche villaverdera por excelencia, la Noche de la Virgen es la madrugada del día nueve y de ella podríamos decir como del imperio de Felipe II, que nunca se ponía el sol, pues igual pasa en Villaverde, que poniéndose el Sol Astro sale el Sol de Justicia, el Sol que ilumina nuestros corazones. 

           Poco hemos escrito sobre el día siete, pues siempre cargamos la pluma para volcar toda su tinta en el día de la Virgen, sin pensar, ni siquiera un poco, la importancia de este día de vísperas y primer día de una novena que en Villaverde la exageramos alargándola hasta completar los diez días. El día siete no es solo, como decía José María Aguilar, el día que las chaquetas saltan en el ropero, es el día que recibimos el bautismo en la hermandad. Al terminar la Novena, como cada año, se repite  inalterado el rito del juramento que, en nuestro nombre, pues nos hacen hermanos recién nacidos, hacen por nosotros nuestros padres, y recibimos las Aguas Santas bautismales como parte integra de la Hermandad con la imposición, por el sacerdote,  de la Medalla de Hermano y que queda ratificado con el mejor de los Crismas, el beso de nuestra madre.


            Después el Rosario Público de Hombres. Los Rosarios son una verdadera escuela de tradición para los niños, y una primera lección que nos toca impartir a los padres, una lección que empieza por la compra de la vela y la seguida petición a la Virgen que nos libre de la mancha de cera en la chaqueta nueva. La llama de fuego de un Cirio al que, el Sábado de Gloria, canta el Sacerdote como Luz de Cristo, prende en las velas que alumbran las calles de Villaverde en una singular protestación de fe villaverdera a la Virgen de Aguas Santas. Mi hijo que, para mi orgullo, me acompaña todos los años, es el introductor de su primo Juan, que se agarra a su mano como si se tratase de la misma Institución Rosarina, Julián Enrique este año ha completado el recorrido asido de mi mano y que, por fin, a mitad del Rosario decidió guardar el cabo de la vela que aún le quedaba por quemar, para hacer un pasito, espero que, a partir de este, ya me acompañe todos los años.


          Delante de nosotros, en la larga hilera de hombres, un niño acompañado de dos amigos que le ayudaban y acompañaban, hacía su particular Rosario en su sillita de ruedas por culpa de esa enfermedad que a los niños los hace hombres y a los hombre frágiles como el cristal, a la altura de “la Fuente” me adelanté y le dije al oído -los hombres son importantes por los amigos que tienen y tú debes de ser muy importante pues veo que tienes muy buenos amigos- Francisco no pronunció palabra alguna, me miró con sus grande ojos que chisporroteaban de viveza como sirios en la noche, asintió con la cabeza y esbozó una sonrisa tan agradecida y amplia como le cabía en su cara.
      
       En la calle dehesa, a la altura de la casa de mi hermana, se me acercó Ricardo, el Hermano Mayor, y me susurró al oído, esta marcha la están tocando para Enrique Manuel sus amigos de la banda, creo que se llama “Hosanna in Excelsis”,  una marcha, pensé, para quien interpreta tantas y tantas marchas en nuestros recuerdos, una marcha para quien se marchó tan de repente. Hacia mi peculiar traducción del latín “Gloria en las alturas”, e inmediatamente recordé la frase que le acababa de decir a Francisco, “tú debes de ser muy importante pues veo que tienes muy buenos amigos”, y miré al firmamento y entre las estrella y adiviné la misma viveza en los ojos de la noche y la misma sonrisa, esa sonrisa que alegraba la cara del mismo cielo.
      
            Es verdad que la noche de vísperas, cuando comienza el concierto, ya no es víspera, el reloj ya ha traspasado el umbral de las doce ¡Ya es el día la Virgen!, ya es el concierto de la Virgen, un concierto que Ella escucha desde el Altar Mayor de la parroquia y que le debe de sonar tan angelical, como los conciertos que los Serafines organizan, para Dios y para Ella, en el mismísimo cielo.


            Creo recordarán los nombres de los dos cines que existían en Villaverde, uno era el cine Andalucía y el otro el de los HH Molina, pues bien, esa noche siempre comento a mis amigos incondicionales del concierto que, en el recuerdo nos volvemos como chiquillos, niños de pantalones cortos y sandalias, y nos vemos sentados en las aneas de las sillas del cine de Pepe o el de Amalita cuando escuchamos la “Carga de Caballería” del Sitio de Zaragoza.


            Cuando suenan los acordes toreros del pasodoble Nerva, convertida, por la fuerza de la costumbre, en nuestra particular Marcha Raderzky, nosotros cambiamos el acompañamiento de palmas del famoso concierto navideño vienés, por unos más interiores y acompasados ¡Olés!, que hacen que por minutos, la plaza recupere su antiguo y amarillo albero y se  transforme en el más sevillano Coso de la Real Maestranza de Caballería.


            Este año no terminó el concierto con la marcha que compuso mi amigo David Gómez Ramírez y que tuvo la deferencia de dedicarme, y que nunca encontraré suficientes palabras de agradecimiento, marcha que entre sus notas suenan las del himno de la Virgen, “Salve nuestra ¡oh! Virgen de Aguas Santas, de Villaverde eres honra y honor..” y que tradicionalmente viene cerrando el concierto, eso si, sonó más nuestra que nunca, más villaverdera que nunca bajo la batuta de Pepe Hernández, un niño que nació bajo la partitura de nuestra Hermandad. Qué alegría me da, a mí que tanto me gusta la música, ver tantos jóvenes amigos, pues son hijos de mis amigos, convertidos en brillantes músicos. Este pasado año, otro más, otro joven músico villaverdero nos regala una marcha para la Virgen, Antonio Torres, que lástima que la edad y los achaques no le han permitido disfrutar del concierto a su abuelo Antonio, él que nunca faltaba a esta cita con la música, no tengo ni que cerrar los ojos para imaginarme la cara que hubiese puesto viéndote dirigir tu marcha interpretada por “Las Cigarreras”, con ver la de tu padre y la de tu tío Paco me sobra. ¡Qué bien suena esta banda! Que gran labor realizó su antiguo director y mi buen amigo Bartolomé Gómez Meliá, no solo con los jóvenes de esta sevillanísima hermandad, sino con otros tantos villaverderos que incorporó a la Banda de Música de la Real Hermandad de la fábrica de tabaco.


            La noche, como los días importante, iba de estrenos. Otra marcha más se interpretó por primera vez dedicada a nuestra patrona, "Virgen de Aguas Santas", de Alonso Delgado, además es parte del último disco grabado por la Banda de Música María Santísima de la Victoria, la que todos conocemos por “las Cigarreras”. Ya no se, a estas alturas del artículo, si lo que realmente he escrito es una crónica de la víspera del día de la Virgen de Aguas Santas o una crónica de cariño a mis amigos, pero sea lo que sea, éste articulo que titulé antes de escribirlo, “Medallas, Velas y Marchas” y espero que vuestro cariño me perdone, como realmente debería de llamarse es como Antonio Torres ha titulado su marcha, pues si esto está hecho por Ella y para Ella, por que no titularlo “A MI VIRGEN DE AGUAS SANTAS”.


            Tenía escrito este artículo desde la tarde de la Virgen del pasado año, justo el día después de mi pequeña historia, hoy, el día después del Convento, cuando regreso de la ermita de recoger la caseta, y me siento delante del ordenador, me encuentro este artículo entre los papales de mi escritorio y por fuerza y a mi pesar, he tenido que reescribir el final de estas letras, porque ayer te recordé, amigo Pepe Román, te recordé delante de la carreta, compañero de Junta, Mayordomo de la Hermandad cuando llevar la vara delante de la carreta era más que un ejercicio de valor supuesto una actuación de valor  probado, y te eché de menos, te vi coger la medalla del amor que le profesabas a tu familia, tu vara con el escudo dorado de quien manda en el camino y te pusiste delante de la carreta de la vida para hacer el camino, tu último camino hacía lo eterno y volvió a mi memoria otra vez la frase que le dije a aquel niño en el Rosario, pero esta vez era yo el que me sentí importante por ti, porque aunque hayas emprendido ese viaje que no tiene retorno, mientras prevalezca mi memoria yo te cuento entre mis amigos.


                  Villaverde del Río, entre la tarde de la Virgen y el día después del Convento

                                                                       MANUEL DOMINGUEZ LARA

Para finalizar, quiero agradecer desde estas líneas, en primer lugar, a la Hermandad de la Virgen de Aguas Santas y a su Hermano Mayor, D. Ricardo Fernández, el permitirme expandir este artículo por mi blog. En segundo lugar, a mi amigo Manolo Domínguez, por escribir tan bello artículo y recordarme sentimientos que no pude apreciar el día del estreno, como fueron las caras de mis padres y mi tío, pero como tú dices, no me hacía falta cerrar los ojos para imaginarme a mi abuelo Antonio viéndome dirigir mi marcha.

Gracias a todos, un saludo


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